“PADRE NAZARIO GAVOTTO BOTTO”

 Nació en Roccaforte, Cuneo, Italia, el 2 de Abril de 1915. Europa entonces estaba sumida en una lucha a muerte. Una casa sencilla a orillas del rÍo Ellero y una familia profundamente cristiana fueron los primeros amores de Antonio. Porque Antonio quisieron que se llamara sus padres, el Sr. Antonio Gavotto y Margarita Botto, hombres templados por el trabajo y con pocas ideas pero bien claras acerca de la educación cristiana de sus hijos.

Lo vemos en su pueblo durante los años de su niñez y de su infancia igual que todos los chicos de su tierra. Casa, escuela y templo eran los encuentros de su cotidiana actividad. Muy pronto fue iniciándose en las primeras labores y responsabilidades. Gente recia a la suya que sabe lo que quiere.

El año de 1928, después de una misión predicada por los elocuentes misioneros pasionistas, nació en él su vocación religiosa y fue admitido en el seminario menor de Basella. Cursó los cuatros años de humanidades sobresaliendo por su aplicación piedad y un amor filial a la virgen. ¡Con cuánta pasión hablaba de su santuario de la virgen de en Vicaforte, uno de los más bellos de Italia, para él, el más bello del mundo

En Septiembre de 1932 entró al noviciado de S. Zenone de los Ezelinos, Travieso, Italia. Sus compañeros hablaban de el como un novicio cumplido y esforzando, le gustaba tomar las cosas en serio. Alario a la profesión religiosa, el 11 de Octubre de 1933.

Las distintas etapas de su formación sacerdotal no están marcadas por un seceso extraordinario. Lo volvemos a encontrar el 24 de Junio de 1939 en el santuario de la Basella preparándose para la ordenación sacerdotal. La virgen que había contemplado hermosísima con sus claros ojos de niño le alentaban par el camino del sacerdocio.

Después del año reglamentario de elocuencia sagrada, fue profesor de Filosofía y director de os estudiantes de su congregación.

Durante algunos meses fue destinado también a colectar para la fundación de la casa de estudios de Mondoví. El buen padre recordaba de aquellas andanzas de puerta en puerta haciendo buena cosecha de centavos y humillaciones.

Cuando los superiores decidieron establecer la Congregación en México el P. Nazario fue escogido. Como siempre, silenciosamente aceptó.

Arribó a México en los primeros meses de 1947 con el P. Benito Convento. Nuevos campos y más amplios horizontes abrieron a sus ambiciones apostólicas. Unos meses para dominar el Español y a trabajar.

Le gustaba el trabajo intelectual y no rehusaba al trabajo manual. Sus padres le habían enseñado que el trabajo es fuente de virtud.

Y de esa manera alternaba los oficios del ministerio; predicaciones, confesiones, asistencia a los enfermos y con las obras de mejoras que el templo del espíritu santo exigía. El zapapico o el martillo nunca pesó en sus manos.

Cuando sus superiores pensaron en la fundación del primer seminario de la congregación en el pueblo de Apaxco, el P. Nazario fue enviado a preparar los terrenos. Había que hacerlo de todo y hacía falta de valor de un precursor. El buen padre pronto Formó parte del paisaje calcinado de la comarca y en todo alrededor era muy conocida la silueta del padre Nazario, a horcajadas de su bicicleta, siempre a tiempo, siempre oportuno, siempre a la par con sus humildes. Dormía cuando podía, comía cuando había. Conforme en todo y con todos. Sí una cosa se le puede reprochar es su amor a su “casita de muñecas”, la casita que le hospedó durante el primer año a un lado del templo de la virgen de Guadalupe, cuando tuvo mudarse a las habitaciones del nuevo seminario. Hubo que obligarlo.

Con su nostalgia miraba esas paredes ¿Qué le dirían? Muchas son las anécdotas que los habitantes de Apaxco guardamos en nuestro corazón:

“…Era indispensable construir las escaleras que conducían a la capilla por el lado del rÍo, ya que en época de lluvias el lodo impedía que los vecinos pudieran transitar, con su tenacidad característica del P. Nazario, se metía descalzo en las partes bajas del río del agua negra y extraía piedra para el relleno de las ya mencionadas escaleras…”

“…Tenia un perro, raza labrador, con el que jugaba alegremente, le ponía una galleta por encima de la nariz y le recitaba,

“El bobo va a la guerra

Come pan y duerme en tierra

Y al grito del cañón,

Pin, pon… se come su galleta”

Y en ese momento brincaba y haciendo una cabriola en el aire se comía su galleta…”

A los niños les obsequiaba dulces, a los adultos les ayudaba moral y físicamente en sus actividades.

Por cuatro años fue párroco de Jilotzingo. Para entonces ya había mejorado. A la vieja bicicleta la había sustituido por una motocicleta Harley Con el fin de trasladarse más rápidamente. Todos los años las gentes de Jilotzingo decían al P. Nazario cuan agradecidas estaban por el bien recibido. El día de su santo iban en comisión a donde la estuviera a felicitarle y a llevarle dones. Construyó la Escuela del pueblo, renovó y terminó la iglesia  parroquial, gestionó la introducción del agua y luz. Amó a su grey y la a la gente se le entregó. En los últimos días de su vida, el talonear incierto de sus huaraches por los pasillos de la enfermería nos advertían que sus amigos de Jilotzingo le habían venido a visitar. El padre Nazario los miraba con complacencia y sonreía, sonreía… aunque el corazón le sangrara y los fieles se alejaban con los ojos henchidos.

Posteriormente fue enviado a regatear la parroquia de Ocotepec Morelos. Recibió el templo casi en ruinas y una feligrecía que o conocía las atenciones continuas de un sacerdote. ¿Qué hizo el P. Nazario en esos cuatro años?. Una verdadera transformación en el amplio sentido de la palabra. Y es ahí donde nuestro querido P. Nazario encuentra la muerte aquello que vimos en Ocotepec no fue un funeral, fue una apoteosis.

Por el ataúd, el Padre Nazario sonreía  sus hijos con la dulzura de siempre. Todo el pueblo pasó frente a él haciendo acto de presencia. Cuando le propuso celebrar sus bodas de platas sacerdotales rehusó.”…Se lo imaginan ustedes, el Padre Nazario sentado en un banquete?. Pero el día de su sepelio fue una verdadera fiesta.

Aquel templo que había renovado con tanto amor era incapaz para todos los que habían ido a decirle adiós. Las calles, las casitas bajo el ramaje de los árboles se estremecían en el llanto de todos. Todos sentían huérfanos, pero todos como nunca sentían que él estaba con ellos.

Apaxco…su puente, su escalera, su bicicleta, su motocicleta, su casita de mUñecas, sus brochas, su perro, sus chocolates, sus vacas, su capilla, sus seminaristas, sus catequistas, pero sobre todo se enorme amor a la virgen de Guadalupe son recuerdos inolvidables que mantienen viva la presencia del Padre Nazario que en el transcurso de los años jamás se olvidarán. Porque no obstante haber nacido en otro país, tener otras costumbres y otras formas de pensar, hizo sentir cada habitante de Apaxco el preciado cariño a la vida, a nuestro dios y a nuestros semejantes.

A cincuenta años de transitar el Padre Nazario por los caminos de Apaxco, para los que tuvimos la suerte de haberlo conocido y para todos aquellos han gozado de su actitud misionera, sentimos en el corazón la hermosa presidencia de un hombre bueno, santo, sabio y noble .

A las 8:25 del 24 de Enero de 1966 silenciosamente, tranquilamente, nos dejaba para los horizontes infinitos del cielo. Las fundaciones pasionistas de México habían encontrado en él a su fundador y lo sienten desde ahora protector venerado en el cielo.

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